Tendemos a evitar verdades incomodas

¿Hemos visto un avestruz enterrando su cabeza en la arena, o al menos una foto de uno haciéndolo? Aunque este fenómeno a menudo se caracteriza como algo que hacen los avestruces para sentirse seguros o para esconderse, en realidad es una ilusión óptica. 

Dado que las cabezas de los avestruces son pequeñas comparadas con su cuerpo, puede parecer que están enterrando sus cabezas cuando  están hurgando en la arena en busca de comida. Pero mientras estos grandes pájaros no se esconden de la realidad, los humanos lo hacen todo el tiempo, 

En la Alemania nazi, las personas que vivían en la proximidad los campos de concentración afirmaban ignorar los crímenes que tenían lugar en su propio patio trasero. Aunque la masacre era obvia, estas personas se negaron a verla, la realidad era  horrible y no podían soportar reconocer lo que estaba sucediendo. 

Y esto no se limita a situaciones extremas. Muchos de nosotros no somos conscientes de los peligros de dormir muy poco. Varios estudios han demostrado que una sola noche sin dormir tiene efectos fisiológicos equivalentes a alcanzar un nivel de alcohol en la sangre del 0,1 por ciento, lo suficientemente alto como para que sea ilegal conducir en muchos lugares. 

Varios artículos realizados por Charles Czeisler, profesor de medicina del sueño en la Escuela de Medicina de Harvard, incluso encontró que las posibilidades de que los internos del hospital se apuñalen con una aguja o un bisturí aumentaron en un 61 por ciento después de un turno de 24 horas. 

La mayoría de nosotros parecemos no estar dispuestos a ver los peligros a los que nos enfrentamos. Es fácil para nosotros esconder nuestras cabezas de las realidades de la vida y el deseo de cegarnos aumenta aún más cuando estamos en un contexto social. 

Los experimentos han demostrado que, si una persona nota señales de un incendio mientras está sola en una habitación, reaccionará en segundos. Sin embargo, cuando un grupo de personas se encuentra en la misma situación, su tiempo de reacción colectivo puede ser mucho más lento. Como resultado, una persona en un grupo puede ver humo e ignorarlo porque nadie más está reaccionando. 

Cuando nos encontramos en compañía de otros, se vuelve importante para nosotros cómo somos percibidos. Esto genera problemas porque, si nadie más está reaccionando a un estímulo, cualquier reacción puede generar un conflicto en el grupo. Como resultado, en lugar de decir algo, la mayoría de nosotros permanecemos al margen.

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