Sesgo de Intervención (Bias de Intervención)

Debido a lo que se conoce como el bias de acción, o sesgo de acción, tenemos una tendencia hacia el movimiento, hacia querer hacer algo y creer que actuar siempre es mejor que esperar. Pero el sesgo de intervención nos explica porque a veces es mejor controlar este impulso y esperar.

El bias de intervención, explica nuestra tendencia hacia la acción y querer añadir cambio allí donde creemos que hace falta algo más. Muchas veces este impulso nos lleva a añadir algo, cualquier cosa, incluso cuando puede tener un efecto adverso.

Estas acciones que realizamos, sin tener en cuenta si van a tener un resultado positivo, reciben el nombre de acciones iatrogénicas, o yatrógenas, término que se acuñó en el campo de la medicina y hace referencia a un daño no deseado en la salud, provocado como un defecto secundario inevitable, por un acto médico con el objetivo de curar o mejorar una patología. Definición de wikipedia

Estos actos se caracterizan por hacerse con buena intención, con disciplina, diligencia y profesionalidad, pero causar aun asi un perjuicio inesperado. Y su definición se puede aplicar a casi cualquier otro campo, y con ello los resultados inesperados.

¿Por qué hacemos esto?

Se podría decir que 2 razones por las que tendemos a actuar aun con el riesgo asociado, son:

1)Nuestra incapacidad a la hora de pensar en sistemas. Se debe a nuestra incapacidad de pensar en términos de consecuencias de segundo, tercer y enésimo grado. No porque no podamos hasta cierto punto, sino porque ni siquiera se nos ocurre.

2)Nuestro ego y la tendencia a pensar que los sistemas mejoraran con nuestra intervención. Si seguimos aprendiendo, con el tiempo es casi imposible que no veamos formas de mejorar sistemas en los que hayamos trabajado, el problema es que aunque veamos pequeños fallos, a veces estos son ínfimos y no merecen la inversión de tiempo. Pero nuestro ego lleva a que consideremos que han de ser perfectos y que intentemos cambiarlos, pero nuestra falta de comprensión real lleva a que estas modificaciones causen problemas.

El gran Nassim Nicholas Taleb lo explica de la siguiente forma:

‘’Hay un estado mental que los psicólogos llaman ilusión del control, que lleva a una acción por defecto en lugar a un estado estacionario, incluso cuando los beneficios de no hacer nada pueden ser superiores que los de hacer.

El sesgo de intervención , hacer algo parece mejor que no hacer nada, lo cual esta bien excepto cuando hay casos en los que hacer nos lleva a tener problemas.

La ilusión de control tenía el objetivo de mostrar cuán “irracionales” (según ciertas normas del comportamiento” podemos llegar a ser a través de darnos la ilusión de poder manejar lo incontrolable a nuestro alrededor.

Un efecto de esto es lo que se conoce como el bias del jugador, o bias de Montecarlo, que lleva a que pensemos que podemos “adivinar” la probabilidad de un evento según los eventos anteriores, incluso cuando se trata de eventos independientes. 

Este bias lleva a todo tipo de comportamientos “irracionales” como la creencia en lo paranormal, la medicina alternativa y muchas otras acciones bajo el paraguas del pensamiento mágico. 

La ironía es que este bias se descubrió para sacar a la luz campos no científicos, pero irónicamente afecta en muchas de las cosas que aprendemos en la universidad, particularmente en el campo de las ciencias sociales.

Muchos temas considerados científicos son el fruto de la misma ilusión de control haciendose pasar por ciencia, por supuesto, con acciones para “mejorar” la humanidad.

¿Por qué es la ilusión de control científica peor que la versión de los transeúntes? Porque, tout simplemente, estas supersticiones de los apostadores son benignas, no mucho peores que no hacer nada -pueden incluso ser beneficiosas en formas ocultas, y en el contexto apropiado.

Pero un médico jugando con nuestro sistema o un ejército jugando con un sistema complejo con enlaces de causalidad opacos, como por ejemplo invadiendo Iraq, ofrecer químicos a los niños y amenazar al equilibrio de su cerebro, o intervenir en el entorno, son mucho peores que no hacer nada.

Esta variante de la ilusión del control lleva a la degradación de los actos de omisión (no hacer algo, dejar que las cosas sigan su camino, dejar a la naturaleza o el cuerpo humano solos), comparado con hacer algo (como operar a un paciente o prescribirle farmacos).

Esta, veremos que es la razón que usó la medicina, hasta hace poco históricamente, para matar a más pacientes de los que salvaba (y ni se acercaron a darse cuenta), y economistas de las ecuaciones sofisticadas -con variedad, espero convenceros, han sido especialmente dañinos para la salud económica de las sociedades- los banqueros centrales, y ministros de finanzas, al jugar con la vida económica, han causado inestabilidades masivas.”

Para ilustrar el efecto de sesgo de intervención, Nassim Nicholas Taleb nos presenta la siguiente tabla:

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