¿Qué significa ser un maestro?

Quizá la definición más directa de habilidad o competencia, se basa en entender qué es lo que no podemos hacer. Se basa en tener la suficiente experiencia, teórica y práctica, como para saber cuando algo está por encima de nuestro nivel de habilidad, o simplemente cuando no tenemos ni idea.

Una equivocación común es asumir que conocer y aceptar nuestros límites significa lo mismo que darnos por vencidos. Aunque podemos usarlo como una forma de decidir si algo merece la pena o no, por ejemplo si requiere más esfuerzo del que estamos dispuestos a dedicar, esto no significa que tengamos que rendirnos solo porque no sepamos algo.

Entender que es lo que no sabemos, es el punto de partida. Es lo que nos permite entender las preguntas que nos debemos hacer, las habilidades necesarias, nuestras fortalezas y debilidades, y por lo tanto cuando necesitamos ayuda.

Ser competente quizá se basa más en saber lo que no sabemos y cómo usar nuestros recursos limitados de tiempo, dinero y energía, para conseguir algo que nos propongamos. Ser competente se basa en la capacidad de diferenciar lo que sabemos de lo que no, y distinguirlo en un contexto concreto.

Cómo desarrollar maestría

Uno de los requisitos esenciales para la maestría es que nunca podemos dar nada por sentado. El mundo es dinámico. Las habilidades que funcionan hoy, pueden no hacerlo mañana, y los modelos que usamos para entender el mundo pueden volverse obsoletos.

La maestría es un ciclo de crear hipótesis sobre el funcionamiento de algo. Crear experimentos para comprobar nuestras hipótesis. Estudiar los resultados, e intentar entender qué es lo que no entendemos. Si pensamos en este proceso como un sistema, podemos dividir los elementos necesarios en tres.

El primer paso, es entender que es lo que buscamos conseguir con el sistema, así como crear una fuente de energía. En nuestro caso, la utilidad del sistema está en los objetivos que queremos lograr, y la energía nace de la curiosidad y motivación.

Debemos estar dispuestos a aprender. El aprendizaje nace de la union entre experiencia y reflexión. Podemos aprender de hacer nosotros, o de lo que han hecho otros, a través de libros, artículos y conversaciones. Es casi imposible aprender todo por nuestra cuenta, requeriría demasiado tiempo y energía para ser productivo, por eso lo mejor es usar el conocimiento de los demás, y asegurarnos de testear los pilares que lo sustentan.

De esta forma podemos encontrar el mejor método, conocido, para hacer algo, e ir creando el nuestro propio si es necesario. Todo el proceso ha de estar sustentado en nuestra curiosidad, porque es un proceso largo que no se puede mantener únicamente con recompensas externas. 

Si dependemos de otros, o de objetos para crear la energía necesaria, acabaremos con apilamiento motivacional, también conocido como perder la motivación intrínseca. Si no nos genera curiosidad, cada obstáculo creará fricción y gastará energía. Mientras que si nos gusta, cada obstáculo se convertirá en una oportunidad de probar nuestras habilidades y no solo generaremos conocimiento sino tambien energía.

En esta etapa, entender cómo funciona nuestro ego y que nos permite usarlo para crear energía es imprescindible. Porque aunque el ego pueda ser un problema a la hora de tomar decisiones prácticas, es una gran herramienta si queremos generar motivación.

El segundo elemento necesario, es optimizar cada uno de los procesos necesarios para que el sistema funcione. Para ello, debemos entender cuales son los procesos necesarios, y las limitaciones de cada uno de ellos.

El mejor método para crear conocimiento es el método científico. Creamos hipótesis, y probamos hasta que punto son ciertas. Para hacerlo, es necesario que estudiemos tanto las premisas que nos llevan a nuestras hipótesis, como nuestros sesgos cognitivos, el contexto en el que aplicamos las hipótesis, y los resultados de cada experimento, así como su significancia estadística.

El ego es nuestro mayor enemigo en este caso. El ego nos lleva a sobrevalorar nuestras habilidades e información. Para sacar el máximo partido al proceso, debemos conocer nuestros sesgos cognitivos y los efectos que tienen sobre la toma de decisiones prácticas.

También es útil aprender algo sobre las bases de la lógica, asi como el proceso de tomar decisiones razonadas. Son pocas las personas que realmente son capaces de hacer uso de las herramientas de la lógica, y desarrollar esta habilidad nos dará una gran ventaja.

El último paso se basa en usar la información que hemos obtenido, tanto para elegir qué sistemas merece la pena mantener, como para estudiar cómo optimizar los distintos sistemas.

Lo mejor para evitar interferencias de nuestro sesgo, es escribirlo todo en el momento tal y como lo pensamos, de forma que podamos estudiarlo más tarde cuando ya no seamos víctimas de las emociones del momento. En el proceso debemos ser ante todo honestos.

Los diarios nos permiten salir de nuestra mente y preguntar de forma objetiva: ¿Qué salió mal? ¿Cómo podría hacerlo mejor?  Este tipo de análisis es útil porque nos permite ver en que dirección nos suelen llevar nuestros sesgos cognitivos y el ego. de forma que podamos corregir su efecto en futuras decisiones. Saber lo que estamos haciendo mal, es el primer paso para mejorar.

Obtener feedback externo también es imprescindible si queremos mejorar. Hay cosas que incluso apuntando las seremos incapaces de ver, porque son tan esenciales en nuestra forma de ver el mundo, que sería lo mismo que ni siquiera sabemos que existen. Del mismo modo que no nos damos cuenta de que tenemos un punto ciego debido a que nuestro nervio óptico tapa parte de la luz que nos llega, tampoco podemos darnos cuenta de estos sesgos a menos que alguien externo nos lo diga. 

Por último, debemos aceptar que es imposible que nuestras áreas de conocimiento controlen todo el espacio de ideas y disciplina. existentes. Habrá un momento en el que tengamos que decidir nuestros limites, no solo por falta de tiempo sino por falta de atención y energía. 

Cómo dice Warren Buffett:

“Cada individuo se adhiere a su área de competencia especial y es muy reacio a desviarse. Porque cuando nos alejamos demasiado, llegamos a áreas donde ni siquiera sabemos lo que no sabemos. Es posible que ni siquiera sepamos las preguntas que debemos hacer.” – Warren Buffett
Y por eso, a medida que vayamos definiendo nuestras áreas de interés, es importante que nos juntemos con personas de confianza, y buen caracter, que nos ayuden a complementar nuestra comprensión del mundo.

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