El mundo es caótico. Nos falta mucha más información de la que tenemos, y para colmo, tendemos a confiar demasiado en nuestras ideas y ser controlados por nuestros sesgos cognitivos. El resultado es que tenemos mucha más probabilidad de equivocarnos que de acertar.
La pregunta clave entonces es
¿Cómo nos beneficiamos de la incertidumbre de un mundo que no entendemos, dominado por distribuciones de cola gruesa?
Aquí está el núcleo de la idea. Podemos pensar en tres categorías de objetos:
- Los que se ven perjudicados por la volatilidad y la imprevisibilidad
- Los que son neutrales a la volatilidad y la imprevisibilidad
- Los que se benefician de ella
La última categoría es lo que Nassim Nicholas Taleb llama antifrágil. El mundo es fundamentalmente impredecible y volátil, y los grandes eventos tienden a tener un impacto desproporcionado en los resultados.
Ante esta realidad, podemos actuar de dos formas.
- Intentar predecir el futuro
- Preparar medidas de protección
La predicción es tentadora. Siempre ha habido mercado para los adivinos y cualquier persona dispuesta a “predecir el futuro”, solo porque nos ayudan a sentirnos mas seguros. El problema es que casi todos los estudios de predicciones de “expertos” han demostrado lo mal que se nos da predecir, aunque no queramos admitirlo. Por lo tanto, la única defensa real es prepararnos.
Algunas de las formas en que podemos protegernos son:
- Buscar situaciones que puedan ofrecernos oportunidades. Tomemos el ejemplo de ir a un evento en el que hay personas con alguna habilidad, conocimiento o recurso que necesitamos. No hay garantía de que encontremos a quien buscamos, pero la probabilidad es más alta que en cualquier otro lugar, y sin importar a quien conozcamos es probable que nos ayuden con su red de contactos. Lo peor que puede pasar es … nada.
- Lo segundo que podemos hacer es aprender a fallar correctamente. Fallar correctamente tiene dos componentes principales. Primero, nunca correr un riesgo que nos arruine por completo. En segundo lugar, desarrollar la capacidad de recuperarnos emocionalmente. El tiempo que dedicamos a llorar es tiempo que no usamos para aprender.
Si tenemos en cuenta estas dos ideas, es probable que saquemos partido a cualquier situación. Aunque empecemos en una posición de desventaja, a través de tomar decisiones que solo nos permitan mejorar y evitar decisiones que nos destruyan, podremos conseguir lo que nos propongamos.
Es normal tener miedo a cometer errores, pero en lugar de tener miedo a fallar en general, algo que ocurrirá sin importar lo que hagamos, debemos tener miedo a no aprender de cada error, porque entonces es cuando realmente estamos perdiendo. La prueba y el error nos ofrecen información. Debemos crear situaciones en las que la aleatoriedad y la incertidumbre nos ayudan.

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