¿Por qué necesitamos el método científico?

Entender es una palabra cuyo significado conocemos intuitivamente, pero que muchos de nosotros seríamos incapaces de definir claramente

Podríamos decir que para “entender” algo, debemos ser capaces de dividirlo en sus constituyentes primarios, lo que se conoce como el enfoque reductivo o Cartesiano, y estudiar las conexiones entre sus elementos, hasta ser capaces de crear hipótesis sobre su comportamiento en distintos contextos.

Esta ha sido la base del pensamiento científico hasta la actualidad, y es lo que entendemos como el método inductivo. Según esta definición, para entender algo, debemos ser capaces de tener una lectura acertada de sus componentes y su contexto, algo que es altamente complicado debido a nuestros sesgos cognitivos.

Nuestros sesgos cognitivos no nos permiten ver la realidad tal y como es, del mismo modo que un miope no puede ver las formas y los colores sin el uso de gafas. Por eso, para entender algo, debemos hacer uso del método científico.

El método científico se basa en el proceso de hacer hipótesis, basadas en nuestra comprensión de la realidad y los fenómenos, y crear experimentos que nos permitan saber si nuestra interpretación es equivocada.

Estos experimentos nunca acaban de confirmar nuestras hipótesis, pero sirven para demostrar que nuestras ideas no son falsas en cierto contexto, o al menos, hasta el momento. 

Cuando nuestra comprensión se separa de la realidad, no hacemos suficientes experimentos, perdemos nuestra capacidad de tomar buenas decisiones y nos volvemos esclavos de la aleatoriedad y caos del mundo. Esto es lo que convierte al método científico en una herramienta clave.

El peligro de los sesgos cognitivos

El principal problema de los sesgos cognitivos, es como no nos damos cuenta de su efecto sobre nuestra toma de decisiones. No nos damos cuenta de que no somos capaces de ver la realidad como es, ni de que la información a la que tenemos acceso a través de nuestra memoria es información sesgada.

Del mismo modo que somos incapaces de detectar nuestros puntos ciegos, el lugar en el que nuestra visión solapa con el nervio óptico, tampoco somos capaces de detectar cuando nuestros sesgos solapan con la realidad.

Algunos ejemplos de sesgos son:

  • Sesgo de disponibilidad
  • Sesgo de la aversión a la pérdida
  • Sesgo del coste hundido o costo hundido
  • ….

Existen decenas de sesgos cognitivos que controlan nuestra capacidad de tomar decisiones. El de disponibilidad hace que le demos mucha más importancia a la información que hemos recibido en los últimos meses, sin importar su relevancia real. Es la razón por la que las campañas de presencia de marca, funcionan.

El sesgo de la aversión a la pérdida es la razón por la que muchos inversores y empresarios siguen adelante con proyectos que les han causado grandes pérdidas. Porque no nos gusta perder, y estamos dispuestos a seguir, aun sabiendo que significó pérdidas, para que nuestro esfuerzo no sea inutil.

El sesgo del costo hundido está relacionado con el de la aversión a la pérdida. Este sesgo nace de nuestra dificultad para diferenciar entre algo poco probable y algo imposible. Algo poco probable puede pasar, y por lo tanto es un riesgo real, pero tendemos a tratarlo como imposible y por lo tanto no creamos mecanismos de defensa. El resutlado es que cuando haya algún cisne negro, caeremos.

Estos sesgos son la causa de innumerables pérdidas, y son la razón principal por la que es casi imposible tomar buenas decisiones. Nuestra única defensa ante ellos, es aprender sobre el comportamiento humano y la naturaleza de estos sesgos, y tomar medidas para controlar su efecto.

Debemos trabajar nuestra perspectiva, algo que se basa en obtener más herramientas para digerir y procesar la información sensorial. Aceptar que es más probable que nos equivoquemos, que que tengamos razón. Y crear un sistema de feedback basado en el método científico, de hipótesis, experimentos, hipótesis.

El objetivo final quizá de entrenar nuestra mente y capacidad de decisión, se acerca más a aprender de nuestros errores y crear normas para limitar la probabilidad de error, que a acercarnos al ideal del humano racional.

“No quiero tener una gran capacidad de resolución de problemas. Quiero evitar los problemas – evitar que pasen y hacerlo desde el principio” – Peter Bevelin

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