Cuando nos ahogamos en el trabajo, planificar con anticipación, ya sea el próximo año, el próximo mes o incluso la próxima semana, puede ser una tarea abrumadora. Sin embargo, mirar hacia el futuro valdrá la pena a largo plazo.
Para empezar a priorizar, dividir las tareas en objetivos y metas. Una buena estrategia es dividir las tareas en función del tiempo que tarden en completarse. Por ejemplo, las metas profesionales pueden tomar cinco años o más. Estos incluyen cosas como la ampliación de nuestra red de negocios o la obtención de un ascenso a una posición ejecutiva.
Los objetivos a medio plazo van de tres a veinticuatro meses. Por ejemplo, si trabajamos para una empresa de calzado, uno de nuestros objetivos podría ser sacar una nueva línea de zapatillas.
Para acabar las metas a corto plazo se definen como cualquier cosa que tomará tres meses o menos, como escribir informes de progreso o completar una parte de un proyecto importante. Tanto los objetivos como las metas son necesarios. si no priorizamos estas tareas fundamentales, nunca lograremos nuestras metas profesionales más importantes.
Sin embargo, es fundamental priorizar metas, objetivos y metas a largo plazo que tanto nosotros como nuestro empresa apoyamos. Primero debemos concentrarnos en lo que beneficia tanto a nuestra organización como a nosotros a nivel personal. Una vez completado eso, podemos pasar a las tareas que sólo nos conciernen a nosotros.
Supongamos que queremos conocer a más personas en nuestra industria y cambiar la marca de nuestra primera línea de zapatillas para aumentar las ganancias. Debido a que nuestro empresa desea el segundo resultado, priorizaríamos el cambio de marca. Una vez que hayamos priorizado nuestras tareas, es hora de establecer algunas prioridades principales o proyectos a los que dedicaremos la mayor parte de nuestro tiempo.
Para asegurarnos de que estamos haciendo esto de forma efectiva, debemos realizar un seguimiento de nuestros días de trabajo y cómo asignamos nuestro tiempo. Podemos descubrir que estamos perdiendo el tiempo en actividades que no tienen nada que ver con nuestras metas u objetivos. Quizás asistimos a demasiadas reuniones internas y no priorizamos las importantes. Nuestra capacidad para administrar nuestro tiempo de forma efectiva es fundamental para nuestra productividad, lo que nos lleva a otro tema: la procrastinación.

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