Modelos Mentales Cómo evaluar los sistemas

El mundo es más fácil de entender cuando lo vemos como un mosaico de sistemas, cada uno de los cuales se puede modificar mediante ingeniería inversa con modelos mentales. Un «sistema» es cualquier cosa con diversas partes que dependen las unas de las otras. Cada máquina y proceso es un sistema en algún nivel. Por ejemplo:

  • Un negocio, como Microsoft o una startup.
  • Una herramienta, como un cohete o un teclado.
  • Un proceso, como el crecimiento económico o el mantenimiento de una relación sentimental.
  • Nuestra calidad de vida, como nuestra salud o felicidad.

Un modelo mental de un sistema es una “simplificación” de cómo funciona. El modelo aplica la estrategia del 80/20, identifica los componentes centrales que importan y cómo interactúan. Esta claridad nos permite acercarnos a nuestras metas:

  • Cuando mejoramos el sistema de negocios, ganamos más dinero.
  • Cuando mejoramos el sistema de relaciones, conseguimos amistades más reales.

Aquí hay un modelo mental que Musk usa para reducir sistemas complejos:

Principios base. ¿Cuál es la forma eficiente de resolver un problema si comenzamos desde cero? El equipo de SpaceX dejó de lado décadas de mejoras incrementales de cohetes para volver a examinar los vuelos espaciales desde cero. Preguntaron: ¿Qué revelan los principios de ingeniería subyacentes (no históricos) como la forma más rentable y energéticamente eficiente de construir un cohete? Trabajaron a partir de esas realidades físicas para construir el cohete más eficiente del mundo.

Ese es el apalancamiento que nos ofrecen los modelos. Imaginemos si miráramos cada parte del mundo de esta manera. Podríamos centrarnos en la base de lo que mueve el tema o problema al que nos enfrentamos, y encontrar respuestas que no solo nos permitan resolverlos, sino hacerlo de una forma más simple y efectiva.

Algunas personas son capaces de hacer esto, y sus resultados son desproporcionadamente superiores. Charlie Munger es conocido por la importancia que le da a los modelos mentales. En las reuniones que hacen anualmente con sus clientes, las podemos encontrar en Youtube, suele mencionar que tiene un compendio de más de 100 modelos mentales que usa para resolver los problemas. Estos son modelos que ha ido adquiriendo a lo largo de los años, a través de estudiar distintas disciplinas, entender su esencia y aplicar su forma de ver el mundo.

¿Cómo usamos los First Principles, o Principios Base?

Para cada proyecto, podemos preguntar lo siguiente:

¿Qué sistema es el que controla este proyecto? ¿Es una relación, un negocio, un producto o algo más con múltiples componentes que dependen de otros?

¿Es este sistema eficiente? Si no, ¿cuáles son los principios que lo sustentan? ¿Podemos empezar de nuevo desde esos principios para identificar una forma mejor de diseñar este sistema?

Cualquier cosa que ocupe nuestro tiempo debe ser investigada así. Esto nos lleva a nuestra siguiente pregunta: ¿Cómo sabemos qué sistemas en nuestras vidas vale la pena mejorar significativamente? Para responder a esto, usaremos otro modelo mental más, el del próximo nivel.

El Próximo Nivel

Para sacarle partido, podemos preguntarnos si estamos optimizando un engranaje en una máquina en lugar de la misma máquina. Cuanto más alto sea el nivel en el que optimizamos, mayor será nuestro retorno.

Si en lugar de trabajar durante años para ganar un aumento del 15% cambiamos de trabajo y conseguimos un 25%, estamos optimizando un engranaje (salario) en la máquina (nuestra carrera). Podemos conseguir nuestro objetivo más rápido si optimizamos la máquina: encontrar otro trabajo, en lugar de ir sustituyendo los engranajes de uno en uno. Esa es la optimización del “próximo nivel”.

Pero podemos ir a un nivel aún más alto.

El mercado laboral es en sí mismo un engranaje en otra máquina: la de ganar estabilidad financiera. Pero, ¿y si pudiéramos lograr la estabilidad financiera sin tener que trabajar duro de 9 a 5? Si nuestra verdadera pasión está fuera de la oficina, ascender en la escala corporativa sería caer presa de la inercia. En cambio, el mejor camino sería reducir nuestros gastos mudándonos a una ciudad más barata y viviendo de forma más modesta. Con costos más bajos, podremos dedicarnos a nuestras pasiones.

Al fin y al cabo, el objetivo es vivir el tipo de vida que queremos y aumentar nuestra satisfacción. Y lo mismo puede aplicarse a las relaciones.

¿Cómo usar el modelo mental de llegar al próximo nivel?

Quizá la primera pregunta que nos tenemos que hacer para usarlo es: ¿Nos ayudaría más optimizar a un nivel por encima del que estamos estudiando?

Esta es una pregunta difícil de hacer debido al fenómeno de la inercia. Usar un modelo mental para salir de la rutina y cuestionar lo que estamos haciendo nos da la sensación de tirar por suelo nuestras metas. Es doloroso lidiar con la posibilidad de que nos hayamos equivocado. Ya sea programando, trabajando de 9 a 5, ahorrando dinero, desarrollando músculo, cualquier cosa, nos hemos dejado llevar por el impulso del progreso lento, pero constante.

Pero al hacernos esta pregunta, no nos damos cuenta de lo que oculta. Trabajar duro sin preguntarse si estamos haciendo lo correcto o de la forma óptima, es una forma oculta de pereza. 

Perder control sobre nuestra vida debido a la inercia es un tipo de procrastinación. Es el principal enemigo del pensamiento crítico. Es la señal más clara de que hemos abandonado los modelos mentales, porque el uso de modelos ajusta nuestra trayectoria de vida. Esto es lo que significa que las “personas con éxito” reevalúan periódicamente sus prioridades sin temor a cambiarlas. No caen presas de la inercia.

Piénselo así: los modelos mentales funcionan con información. Producen diferentes recomendaciones basadas en la información que introducimos. Entonces, si nos dejamos llevar por la rutina durante mucho tiempo, sin consumir nuevos datos, consejos, artículos, etc. Nuestro modelo mental ya no será una brújula funcional para saber qué hacer a continuación.

Un ejemplo clásico es cómo se les dice a los adolescentes que vayan a la universidad. Se dejan llevar y se concentran en buscar una universidad, pero en ningún momento se cuestionan a sí mismos: ¿Deberíamos ir? ¿Elegimos el título porque «parecía correcto» cuando teníamos 17 años y no hemos vuelto a examinar la decisión desde entonces? ¿Podríamos presentar un argumento convincente de por qué otros títulos no serían mejores opciones? Si no podemos, no estamos pensando críticamente. Una vez que llegan a la universidad, están en un estado de flujo intentando graduarse. Hacen lo mínimo para asegurar una buena media en lugar de esforzarse por aprender habilidades útiles que los preparan para el mercado laboral.

Son cuatro años tratados como una tarea en lugar de una decisión consciente. Y esto se aplica a todo lo que hacemos. ¿Qué hay de nuestro trabajo? ¿Lo elegimos porque cumplía con nuestras condiciones y estaba disponible cuando lo necesitábamos? Y ahora, después de años, ¿hemos aprendido más de lo que nos podrían haber enseñado el primer año? ¿Y nuestras amistades? ¿Estamos socializando con personas con las que no disfrutamos o que no nos llenan? ¿Por qué? Hay otros siete mil millones de personas con las que pasan el tiempo.

Estos son los sistemas y decisiones que debemos reevaluar periódicamente. Cuando vemos el mundo como una serie de productos, formamos opiniones. Pero cuando vemos el mundo como una serie de sistemas, formamos estrategias

Esto nos lleva a nuestra próxima categoría de modelo mental: cómo tomar decisiones.

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