Es fácil encontrar ejemplos de situaciones en las que no hubo pensamiento de segundo orden, en las que no consideramos los efectos de los efectos. Muchas veces intentamos hacer algo que ayuda a los demás, o que consideramos positivo o neutro, sin darnos cuenta de los efectos que puede tener sobre otras personas.
Muy a menudo, el segundo nivel de efectos no se considera hasta que es demasiado tarde. Este concepto a menudo se conoce como la «Ley de las consecuencias no deseadas» por esta misma razón. Un ejemplo de esto, es el desastre de las cobras en la India:
Durante su dominio colonial de la India. el gobierno británico comenzó a preocuparse por la cantidad de cobras venenosas en Delhi. Para reducir el número, instituyeron una recompensa por cada serpiente muerta que se llevará a los funcionarios. En respuesta, los ciudadanos indios obedecieron obedientemente y comenzaron a criar serpientes para sacrificarlas y llevarlas a los funcionarios.
El problema de las serpientes era peor que cuando empezó porque los funcionarios británicos no pensaban en el segundo nivel.
El ejemplo nos demuestra lo que ocurre cuando simplificamos demasiado los problemas, y no tenemos en cuenta la perspectiva de otras personas que puedan verse afectadas por la situación.
Para evitar este tipo de problemas es necesario usar pensamiento de segundo o tercer orden. Estos términos simplemente se refieren a pensar en las consecuencias de las consecuencias, y pensar en las consecuencias de las consecuencias de las consecuencias, respectivamente.
Se basa en pensar lo que vamos a hacer, sus resultados, y los efectos indeseados o inesperados que puedan tener. Una técnica que responde a esto y se usa en la actualidad es la de premortem.
El premortem es una práctica por la cual nos imaginamos el peor caso posible, que falle un proyecto y empezamos a identificar las posibles causas de esto. Ponernos en la situacion de que ha fallado, permite despertarnos y ponernos en modo de buscar soluciones y posibles problemas, algo que rara vez pasa antes de hacer un proyecto.
Hacer este ejercicio nos permite tener una idea más sólida, a través de trabajar los posibles problemas y crear soluciones antes de que sean necesarias. Usando esta técnica también podemos hacer un mejor uso de nuestra energía, a través de detectar proyectos o ideas que no merece la pena hacer debido al número de problemas asociados.
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de estudiar los efectos de segundo y tercer orden, es que tenemos que tener cuidado con las conclusiones que sacamos. Si estudiamos casos anteriores, es muy probable que “descubramos las causas del fracaso fácilmente”, pero esto a veces es una trampa.
Cuando vemos la solución es muy fácil encontrar posibles causas, pero cuando estamos en el momento se hace más difícil, y podemos infravalorar el riesgo real. Otro problema que suele ocurrir es que expliquemos los sucesos basándonos en información que quizá no tiene una relación de causalidad real, y que simplemente usamos debido a que la recordamos o por cualquier otro sesgo cognitivo.

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