Ley de Gresham

Sir Thomas Gresham fue un empresario del siglo XVI, momento en el que había varios tipos de moneda en circulación, que se dio cuenta que durante sus transacciones la gente prefería pagar con las “monedas más débiles” del momento y ahorrar aquellas de más valor. Esta ley es popularmente conocida como ley de Gresham, aunque también se le atribuye a Nicolas Copérnico y puede referirse a ella como Ley de Copérnico

Su tendencia a guardar la moneda que consideraban más segura era tal, que preferían fundirla en forma de lingotes, razón por la que el oro se trata como lingotes, fuera del contexto de los accesorios, ya que el oro ha sido considerado siempre como la “moneda” más segura.

La ley se creó al ver como cuando circulaban monedas de oro y plata en el mercado, con el tiempo se fue acumulando el uso de las monedas de plata mientras que el oro desapareció de la circulación común.

La aplicación de esta ley solo se da cuando ambos tipos de moneda se aceptan como de igual valor, una se puede intercambiar por la otra, y por lo tanto requieren una base legal que ampare ambos tipos de divisa para poder funcionar. Ya que en situaciones en las que no hay ley para respaldar alguna moneda, se elimina como herramienta de intercambio y se usa otra herramienta cuyo valor se acepte en su momento.

Un ejemplo de esto es como hasta no hace mucho había lugares que no aceptaban el pago por Paypal, de forma que en estos lugares la moneda de Paypal no cuenta como una moneda del mismo valor que tener un billete y por lo tanto no puede aplicarse Gresham. En cambio en los países en los que sí que se puede usar el pago con tarjetas se está eliminando el uso de los billetes.

Hasta cierto punto podría decirse que hoy en día estamos pasando por el mismo proceso, ya que con el uso de las tarjetas hemos visto cómo se reducía el uso del dinero físico, y hoy en día gracias a las aplicaciones de pago este proceso se está acelerando cada vez más. 

Aunque también es cierto que en este caso se relaciona no solo con que los billetes son la “moneda buena” y pueden tener un valor a nivel histórico en varios años, sino también al contexto cultural y como se ve como algo poco ecológico, razón por la cual este proceso es más rápido en países como los Escandinavos.

La ley de la Competición de Estándares

Por desgracia esta ley también puede aplicarse al mundo empresarial, y en estos casos recibe el nombre de ley de la competición de estándares, término acuñado por el primer ministro canadiense Mckenzie King.

En situaciones en las que hay comportamientos “negativos” que implican una ventaja a nivel competitivo, debido a que ayudan a que se consiga una mejor posición, se extienden de la misma forma que las malas monedas.

Aunque el principio que lo rige es diferente, ya que en el caso de las monedas se espera que las de más valor aumenten su valor con el tiempo, en el caso de los negocios las de más integridad no hacen más que caer con el tiempo, y explica la necesidad de sistemas que puedan evitar el uso de estas prácticas a gran escala, aunque fenómenos como el lobbying pueden hacer que las leyes pierdan su efectividad.

Ejemplos de la ley de Gresham (o ley de Copérnico)

La ley de Gresham y las Fake News

Un campo en el que podemos ver cómo se aplica la ley de Gresham en tiempo real, es el de las noticias falsas o fake news. Las fake news es el término con el que se hace referencia a las noticias de información falsa que buscan conseguir interés del público y que muchas veces pueden afectar de forma negativa a las personas mencionadas.

El objetivo de estas noticias es el de crear mediatización y por lo tanto, por naturaleza tendrán mucha más visibilidad que las noticias normales, y por lo tanto en un periodo suficientemente largo del tiempo acabarán ocupando mas y mas de nuestro tiempo, aunque debido a su falta de utilidad al aplicarlas en la realidad, nunca debería llegar el punto en el que son las únicas noticias del mercado.

La ley de Gresham y la industria cárnica

Un ejemplo conocido hoy en día de la ley de la competición de estándares, es el caso de la industria cárnica. El comienzo de esta industria fue como una forma de abastecer individuos con cultivos rudimentarios, pero con el tiempo y la masificación la prioridad ha pasado de producir carne para el consumo a producir ganancias y con ello han caído los estándares.

Hoy en día si compramos carne barata, o cara si no nos fijamos en el origen, estamos eligiendo carne que seguramente cuenta con animales encerrados en condiciones poco saludables y a los que alimentan con antibióticos para evitar infecciones.

Gracias a que esto les permite tener más animales en menos espacio, y conseguir que crezcan más rápido, ya que se ha visto que darles antibióticos ayuda al crecimiento,  las condiciones que son perjudiciales tanto para el animal como para el consumidor, se convierten en las condiciones más beneficiosas para el empresario y por lo tanto se convierten en una ventaja competitiva.

De la misma forma que las “monedas malas” son las que se mantienen en el mercado, las “granjas malas” son las que se mantienen en la industria cárnica, y nuestro deseo de comprar cosas baratas aun cuando no implicaría mucho más gasto comprar algo de más calidad o comprar menos, llevan a que este tipo de granjas esté en aumento.

La ley de Gresham y las farmacéuticas

Un ejemplo práctico de la ley de Gresham es el campo de los medicamentos. En el mundo farmacéutico existe una posición denominada visitadores médicos, cuyo trabajo es básicamente visitar a médicos de la zona que se les asigna y presentarles los nuevos fármacos desarrollados por la empresa.

El problema es que una práctica común del sector es la de ofrecer viajes, cenas y otros regalos a los médicos para “convencerles” de que usen sus productos, aun cuando éstos pueden no ser los más efectivos. De esta forma las farmacéuticas pueden subir el precio de sus productos y usar parte de este dinero para “dar regalos” a los médicos y conseguir más ventas.

De forma que a la larga se mantendrán principalmente aquellas farmacéuticas que sacan partido a esta táctica. Esta es la razón por la que hay que tener cuidado con cualquier industria en la que la persona que nos intenta vender algo puede ganar más o menos según el producto que nos vendan.

La ley de Gresham y el campo de la investigación 

Otro campo en el que podemos ver este efecto es el de la ciencia. Hoy en día debido a la “necesidad” de producir artículos con resultados positivos, casi nunca se mencionan los experimentos fallidos y mucho menos las condiciones en las que han fallado, debido a que los experimentos con éxito generan mucha mayor visibilidad.

De forma que estamos creando un sistema que crea ineficiencias en el proceso ya que no explica porque ciertas condiciones han funcionado y otras no y simplemente se dedica a presentar los resultados positivos, que en muchas ocasiones pueden incluso ser falsos. 

Esta “obsesión” por los resultados y la necesidad económica lleva a que proyectos que podrían ser de interés a nivel intelectual se dejen a mitad y que en su lugar salgan miles de copias de proyectos sobre temas de moda únicamente para conseguir financiación. 

Un gran ejemplo es el excesivo interés de laboratorios de todo el mundo por el Covid aun cuando muchos de ellos no podrían haber estado más alejados del tema, todo en un intento de conseguir financiación para investigar algo que saben que dejarán de lado en los próximos años.

Este deseo de publicar constantemente y de saltar a aquello que mas resalta en cada momento acabará causando la pérdida de laboratorios que realmente se dediquen al desarrollo de ciertos temas, y que muchas veces acaban siendo la clave para llegar a nuevos descubrimientos.

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