La Tragedia de los Comunes, o tragedia de los bienes comunales por Garrett Hardin

Las normas nos incentivan a comportarnos mal– Garrett Hardin

La tragedia de los comunes, tragedy of the commons, es una parábola que ilustra porque los recursos compartidos se usan mucho mas de lo que se debería desde el punto de vista social. El dilema describe una situación en la que los individuos, motivados por el interés personal, y actuando de forma independiente, pero racional, acaban destruyendo los recursos compartidos limitados, aun cuando a ninguno, sea a nivel individual o de conjunto, le conviene la destrucción.

El dilema, presentado por primera vez por Garrett Hardin, presenta lo siguiente:

‘’Imaginemos un campo de pasto abierto a todos. Es de esperar que los pastores intenten tener el máximo número de animales posible en la zona común. Esta forma de gestionarlo puede funcionar de forma satisfactoria durante siglos, debido a guerras tribales, caza furtiva, y enfermedades que mantengan el número de personas y animales bien por debajo de la capacidad de las tierras.

Sin embargo, finalmente, llegará el día del juicio, es decir, el día en el que la siempre deseada meta de estabilidad social se hace realidad. En este momento, la lógica inherente a los bienes comunes genera tragedia.

Como seres racionales, cada pastor busca maximizar sus ganancias. Explícitamente o implícitamente, más o menos de forma consciente, se pregunta “¿Cual es la utilidad para mi de añadir un animal más a mi rebaño?” Esta utilidad tiene un componente negativo y uno positivo

1)El componente positivo es una función del incremento de un animal. Debido a que el pastor consigue todas las ganancias de la venta del animal adicional, la utilidad positiva, es de alrededor de +1

2)El componente negativo es una función del sobrepastoreo adicional debido a añadir un animal más. Pero, como los efectos del sobrepastoreo, son compartidos por todos los pastores, la utilidad negativa para cualquier pastor con capacidad de decidir es una fracción de 1

Si sumamos los utilidades parciales, el pastor racional se da cuenta de que la única via de acción razonable es añadir otro animal a su rebaño. Y después otro, y otro….

Pero esta es la conclusión a la que llega cada uno de los pastores racionales que comparten el bien común. Cada hombre está encerrado en un sistema que le lleva a aumentar su rebaño sin límite – en un mundo limitado. La ruina es el destino al que se acercan todos, cada uno persiguiendo sus intereses en una sociedad que cree en la libertad de los bienes. La libertad de los bienes lleva a la ruina.’’

La esencia de esta parábola por Harditt está en que los incentivos individuales y los intereses comunes difieren. Evitar la destrucción de las tierras de pasto depende de la acción colectiva de los pastores. Si actuasen como uno, podría reducir la cantidad de animales hasta que se pudiesen sustentar con las tierras comunes de forma indefinida.

Pero ninguno de los pastores tiene un incentivo para reducir el tamaño de su propio rebaño, debido a que cada rebaño implica únicamente una pequeña parte de un gran problema. Este problema nace porque no le damos importancia a las desventajas asociadas a nuestra optimización de las ganancias, sobre las otras personas. Lo cual acaba resultando en un uso excesivo de recursos.

Si la tragedia hubiese sido intuida, se podrían haber puesto medidas para evitarlo, como impuestos según el número de animales, regular el número máximo animales por rebaño, un método que estamos usando en la actualidad para combatir el problema de la polución.

Otra opción para solucionarlo es convertir estos bienes comunes en bienes privados, para que cada uno tenga que manejar el efecto de optimizar su sistema. Parece que cuando algo es común le damos mucha menos importancia, pero ¿Es la privatización realmente la solución al problema?

La tragedia de los comunes y el sistema económico actual

Podríamos pensar en el sistema económico actual como un tipo de bien común, sobre en el caso de la deuda, no porque lo sea de forma directa, sino porque la tendencia de los estados a dar ayudas a empresas que optimizan en exceso, o que usan credito para crecer por encima de sus capacidad, aumenta su fragilidad y el riesgo de que caigan.

Este riesgo normalmente, debido a que en principio el sistema actual es uno de base capitalista, debería asumirse por las empresas y por lo tanto los comportamiento que aceptan un riesgo excesivo serían castigados en algún momento por una crisis en el sector. Acercándose con ello más a lo que se conoce como un mercado perfectamente competitivo, esto si olvidamos el efecto de nuestros bias y marketing sobre los precios de los productos.

Pero el hecho de que los gobiernos hayan adoptado la idea de los rescates públicos convierte el sistema actual en una especie de mezcla corrupta entre capitalismo y socialismo, en el que como comenta Nassim Nicholas Taleb, se privatizan los beneficios y se socializan las pérdidas.

De esta forma, el concepto de leverage esta haciendo que el dinero, en forma de deuda, se pueda convertir en un bien “común” al que mas o menos todos podemos tener acceso, y que por lo tanto incentiva a que las empresas maximicen el tamaño de sus rebaños sin tener en cuenta el peligro que conlleva y su efecto sobre el entorno en el que viven, es decir el entorno económico.

Los rescates de los bancos hacia las grandes empresas y sectores optimizados en exceso lleva a que todos esten buscando cual sera el próximo hot stock y que no tengan en cuenta los riesgos reales, simplemente porque saben que si algo es suficientemente grande el gobierno lo considerara tan importante que no pueden permitir que caiga.

Un ejemplo de sector optimizado en exceso que seguramente reciba ayudas es el de las aerolíneas, debido a que se considera la industria del transporte demasiado importante para caer. Pero en este caso, además del hecho de que se repetirá el fenómeno de perdida publica por bien privado, tambien deberíamos pensar en si necesitamos tener tantos vuelos o si necesitamos que los vuelos sean tan baratos.

¿No estamos teniendo un exceso de vuelos? hasta el punto de haber aviones casi vacios, y muchos de ellos por precios casi ridículos. ¿Y aunque creamos que son “necesarios” realmente merecen la pena teniendo en cuenta el riesgo asociado a nivel ecológico?

La reducción del transporte durante la pandemia del Covid ha conseguido bajar los niveles de gases de efecto invernadero hasta un 20% comparado con la cantidad esperada para 2020. Durante esta pandemia tambien hemos aprendido que somos capaces de vivir sin usar tanto el coche, y sin viajar tanto.

Basándonos en esto, 

¿Realmente tendría sentido rescatar a las aerolíneas simplemente para que vuelvan a seguir con sus tendencias actuales y que tengamos que rescatarlas de nuevo en un futuro?. 

¿O seria mejor no rescatarlas esta vez y que “aprendan” que es necesario crear sistemas anti frágiles?

Descubre nuestros mejores artículos en tus redes favoritas

Domina lo mejor de lo que otras personas han descubierto

Únete a Nuestra Newsletter y descubre las mejores ideas, conceptos y prácticas de una amplia gama de disciplinas.