El avance de la ciencia se suele percibir como un incremento continuo, en el que nuevos descubrimientos nutren las teorías existentes. Pero esta visión del progreso científico, se contradice con la realidad, según nos explica Thomas Kuhn en su libro, “La estructura de las revoluciones científicas”.
Según Kuhn el progreso científico en realidad se basa en incrementos progresivos, estancamientos, y revoluciones en una especie de ciclo del descubrimiento. Las teorías prevalentes no son sustituidas por el aumento gradual del conocimiento científico, sino por un nuevo paradigma, que empieza a ser aceptado.
El periodo entre revoluciones científicas suele contar con la existencia de viejas creencias y nuevas ideas, luchando por la supremacía. Las viejas creencias suelen basarse en la teoría mas popular nacida de la anterior revolución, y actúan como una barrera, creando fricción al desarrollo de nuevas ideas que buscan responder a preguntas ignoradas.
Esto se debe a la tendencia del ser humano a seguir con aquello que siempre ha considerado cierto, a menos que no le quede otra. Los científicos desarrollan carreras enteras con temáticas altamente especializadas, y esto dificulta la aceptación de cualquier perspectiva que pueda tirar por tierra sus “descubrimientos”.
La tendencia a seguir con creencias establecidas en lugar de aceptar nuevas perspectivas, nace como protección contra la disonancia cognitiva, y convierte a muchos científicos en paragones de ideas del pasado en lugar de aventureros en busca de nuevo conocimiento.
Kuhn nos cuenta que las personas que transforman los campos suelen ser o muy jóvenes o nuevos en el campo cuyo paradigma cambia… son, hombres o mujeres, que, teniendo poca inversión emocional y profesional en las tradiciones de cada campo, están más dados a “descubrir” cuando lo que se aceptaba ya no funciona, y buscar nuevas reglas para replantearlas.
Cuando se da un cambio, es casi siempre alguien de otro campo, o alguien nuevo en el campo, quien lo llevara a cabo. Por eso es tan difícil saber quién tiene razón o que es cierto. Los expertos del campo han demostrado, históricamente, que tienen poca tendencia a cambiar de idea. Y si lo llevan a cabo nuevas personas del campo, o de otros, su falta de credenciales reduce su credibilidad, y proponer algo nuevo implica que saben algo que los expertos no, lo que muchas veces lleva a que se menosprecien sus ideas.
La transición de paradigma implica, no solo probar soluciones a problemas en el campo, sino repensar las preguntas que se plantean, las observaciones que se consideran, y como se interpretan las observaciones, e incluso la tecnología que se usa para responder a las preguntas.
Al aprender un paradigma los científicos no consiguen únicamente un mapa, sino también algo esencial para crear mapas, una dirección. Al aprender un paradigma los científicos adquieren teoría, métodos, y estándares, completamente conectados. Por eso, cuando un paradigma cambia, se producen modificaciones significativas en los criterios para determinar la legitimidad tanto del problema como de la solución propuesta,
Muchas veces los problemas que soluciona el nuevo paradigma, y las preguntas que responde, no son problemas y preguntas que los expertos del campo considerasen como útiles.
Pero esta perspectiva de defender el status quo, puede ser hasta cierto punto positiva. Un ejemplo fue el de la teoría de Newton, que mostró anomalías al medir la trayectoria de la luna. Hubo propuestas de cambiar la teoría, pero a la larga se demostró que la parte teoría de su hipótesis era cierta, y que tan solo había que modificar las matemáticas, demostrado por Clairaut en 1750.
No toda anomalia debería llevar a una eliminacion de la teoría actual, si un problema ha de causar la caída de un paradigma, ha de ser a través de algo que no permita su uso continuado. Y esto es lo que complica tanto el avance cientifico, porque es casi imposible crear reglas que expliquen cuando una anomalia es suficientemente grande para cambiar un campo.
Como resultado, los investigadores que defienden distintas perspectivas pueden tener dificultades para discutir sus diferencias. El principal problema es la diferencia en la definición de qué es un problema y que es una solución entre dos escuelas de pensamiento. La pregunta que siempre surge es ¿qué problema es más importante solucionar?
Cada teoría tendrá puntos que puede responder, y que no pueda responder su alternativa, lo cual puede llevar a discusiones circulares, hasta que se desarrollen pruebas que obliguen a aceptar una de las alternativas.
El nacimiento de las revoluciones científicas
Las revoluciones científicas nacen cuando las anomalías pasan a ser reconocidas como algo más. Cuando la anomalía es reconocida como anomalía de forma general, empieza a concentrar más y más atención. Los primeros intentos de resolución seguirán las teorías vigentes, pero al no dar frutos deberan probar nuevos enfoques.
Cuanto más tiempo pasa sin ser resuelta, más se alejaran los enfoques del paradigma base. Según Kuhn, es a través de la proliferación de perspectivas divergentes que se difuminan las reglas de la ciencia “normal”. En esta situación, aunque aun haya un paradigma, son pocos los que aceptan cual es. Incluso las soluciones estándar de problemas resueltos dejan de ser absolutas.
Todas las “crisis” científicas nacen con la difuminación de los paradigmas. La investigación pasa de ser la de una con paradigma aceptado, a ser la usada antes de que se desarrolle un paradigma. Todas las crisis acaban en uno de 3 finales.
1)A veces el paradigma base demuestra ser capaz de superar la crisis
2)En otras ocasiones el problema resiste incluso enfoques más radicales. Se suele aceptar que no se puede solucionar en el estado actual del campo.
3)Una crisis puede convertirse en el desarrollo de un nuevo paradigma, seguido de una batalla por su aceptación.
¿Por qué un nuevo paradigma no siempre significa un cambio inmediato?
La transición de un paradigma en crisis a uno nuevo, del que pueda nacer una nueva tradición científica, está lejos de ser un proceso incremental. Se asemeja más a una reconstrucción del campo a partir de nuevos fundamentos, una reconstrucción que cambia algunos de las teorías y generalizaciones más elementales, al igual que muchos de sus paradigmas, métodos y aplicaciones.
Y como en muchos otros campos, los expertos no son los primeros en aceptar los cambios.
Según palabras de Max Planck:
“Una nueva verdad científica no triunfa por convencer a sus oponentes y hacer que vean luz, sino más bien porque sus oponentes mueren con el tiempo, y crece una nueva generación familiarizada con el concepto”

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