El problema de los antibióticos y la importancia del pensamiento de segundo orden

Hemos alimentado con antibióticos al ganado durante décadas para que la carne sea más segura y más barata. Solo en los últimos años hemos empezado a darnos cuenta de que, al hacerlo, hemos ayudado a crear bacterias de las que no podemos defendernos.

Cuando se trata del uso excesivo de antibióticos en la carne, la consecuencia de primer orden es que los animales ganan más peso por libra de alimento consumido y, por lo tanto, hay ganancias para el agricultor. 

Los animales se venden por peso, por lo que mientras menos comida tenga que usar para aumentar su volumen, más dinero ganará cuando vaya a venderlos.

Sin embargo, los efectos de segundo orden tienen consecuencias graves. Las bacterias que sobreviven a esta exposición continua a los antibióticos son resistentes a los antibióticos. Eso significa que la industria agrícola, al usar antibióticos, está permitiendo que cantidades masivas de bacterias resistentes a los medicamentos se conviertan en parte de nuestra cadena alimentaria.

Esto unido a que cada vez se producen menos fármacos, porque no son rentables para las farmacéuticas, está convirtiendo el peligro de las bacterias resistentes a antibióticos en uno de los problemas más graves a los que nos enfrentamos en la actualidad.

Hemos crecido con los antibióticos, y olvidado el temor que causa podemos morir por una infección, y lo que parecía cosa del pasado puede volver por culpa de nuestra insensatez. Si un virus parecido al de la gripe ha causado un parón mundial, es difícil imaginar lo que sucederá si nos enfrentamos a una epidemia más letal.

¿Podríamos haber anticipado las consecuencias de poner antibióticos en la alimentación de todos los animales? Probablemente, si. 

Sabemos que los organismos evolucionan. Se adaptan en función de las presiones ambientales, por la teoría de la evolución. Los antibióticos, por definición, matan las bacterias y por lo tanto ejercen presión evolutiva sobre las bacterias. 

Las presiones que ejerce la exposición continua a los antibióticos fuerzan a que evolucionen en una dirección, la de ser inmunes a los antibióticos. En el transcurso de muchas generaciones, eventualmente ocurrirán mutaciones que permitirán que ciertas bacterias resistan los efectos de los antibióticos.

Estas tendrán más facilidad para reproducirse porque el antibiótico elimina al resto de bacterias que competirán con ellas.

Las bacterias se pueden reproducir en cuestión de horas o incluso minutos según la especie, y que sus números suelen rondar 107-10 por animal, lo que significa que si tenemos diez animales esto se multiplica por 10. 
Si tenemos 100 se multiplica por 100 y así. También hay que tener en cuenta que cada animal cuenta con varios tipos de bacterias que pueden ser patógenas para nosotros, y además con varios tipos de bacterias que pueden transmitir la capacidad de ser inmunes a antibióticos a otras. Esto nos indica, que por probabilidad, sería mucho más raro que ninguna bacteria se vuelva resistente a los antibióticos.

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