¿Cuáles son los pasos que podemos seguir para tomar buenas decisiones?

Una buena decisión suele ser aquella en la que hacemos uso de la lógica y el razonamiento para estudiar la información que tenemos y elegir la respuesta óptima para conseguir lo que queremos.

De forma que en todo proceso de decisión hay varios pasos:

Recabar información. A menos que tengamos información fiable no podremos tomar buenas decisiones. En este caso hace falta tener mucho cuidado con que es información real y que es información que creemos que es real, principalmente la que nos llega por ‘’sentido común’’ o por prueba social.

Desarrollar nuestro razonamiento. No toda la información tiene el mismo peso, de forma que para mejorar nuestra capacidad de tomar decisiones debemos entrenar nuestro criterio, y esto se consigue a base de crear hipótesis de cómo funcionan las cosas y ver hasta que punto estas hipótesis se pueden sostener o no. El criterio se puede definir simplemente como la capacidad de determinar las probabilidad de ‘’posibles futuros’’ y el coste asociado a cada uno, pero que podamos conseguirlo o no dependera no solo de nuestra información sino de nuestro control sobre la mente.

Mindfulness. Se basa en la capacidad de olvidarnos del pasado y el futuro para vivir en el presente. A menos que seamos capaces de usar lo que Daniel Kahneman llama el sistema 2, el que se basa en la lógica, en lugar de usar la intuición, o sistema 1, es muy poco probable que acertemos. Aunque el sistema 1, o intuición, es sin duda útil para ser más efectivo a la hora de tomar decisiones, también nos lleva a tener una visión mucho más estrecha y olvidar factores de gran importancia.

Inteligencia emocional. Por muy buena información que tengamos y por muy bueno que sea nuestro criterio, a menos que seamos capaces de controlar nuestra mente y evitar dejarnos llevar por emociones del momento es poco probable que tomemos decisiones correctas.

Elegir la decisión óptima. Aquí entran en efecto los distintos bias que controlan nuestra forma de pensar, y que a menos que podamos identificar y aislar acabarán alejándonos de las ‘’respuestas correctas. Ejemplos de estos bias son el bias de aversión a la pérdida, el bias de anclaje y el de prueba social.

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