Bertrand Russell: Cómo Evitar Tomar Malas Decisiones

¿Quién es Bertrand Russell?

Betrand Russell fue un matemático, filósofo, historiador y premio Nobel brittanico conocido por su gran aportación al campo de la lógica. Se considera a Russell como uno de los padres del movimiento anti-idealista, y uno de los fundadores de la corriente de filosofía analítica.

En sus libros Russell nos presenta distintos ejemplos de cómo sin darnos cuenta somos nosotros mismos los que eliminamos la lógica de nuestras acciones, y cómo podemos mejorar nuestros resultados, simplemente dándonos cuenta de que la clave está en reducir el número de errores que cometemos.

Algunos de los consejos que Russel nos da son los siguientes:

Si se trata de un tema que podemos observar, es mejor que lo observemos por nuestra cuenta.

Debido a que desde pequeños nos enseñan a memorizar conceptos y presentarlos para que “sean corregidos”, acabamos con la tendencia de aceptar la información que nos dan en lugar de intentar ver hasta qué punto es cierto, incluso cuando a veces es tan simple como hacer unas búsquedas.

Esto está en gran parte relacionado con la demostración social, y se ha visto que cuanto más dudemos sobre algo más probable será que confiemos en la opinión de otra persona en lugar de desarrollar nuestra propia respuesta. El problema es que esto puede llevar a que hagamos “castillos de información” que son tan frágiles como ampliar un grupo de cartas, ya que nos arriesgamos a que cualquier de sus pilares colapse al entrar en contacto con la realidad.

Un ejemplo inesperado de esto es Aristoteles, en uno de sus libros Rusell comenta como Aristoteles siempre creyó que las mujeres tenían menos dientes que los hombres, algo que no se dignó a comprobar hasta su muerte. 

Este sencillo y un poco ridículo ejemplo nos demuestra cómo a veces algo que se puede solucionar con tanta facilidad como preguntando a su esposa que le dejase ver su voca, acabo convirtiéndose en una equivocacion hasta su muerte.

Aunque el ejemplo de Aristoteles nos pueda parecer ridículo, la verdad es que casi todos nosotros hacemos errores muy parecidos sin darnos cuenta, y muchas veces sin querer aceptarlo.

Por lo que una forma de mejorar nuestro criterio y reducir el numero de errores que cometemos es asegurarnos de observar hasta que punto son ciertas las bases de nuestras ideas antes de decidir usarlas para formular hipótesis. Y en los casos en los que no podamos comprobar su veracidad a través de la observación, tan solo tenemos que ver hasta qué punto nos afectan las opiniones opuestas.

Si una opinión opuesta a la nuestra hace que nos enfademos, es señal de que inconscientemente sabemos que no tenemos base para creer lo que creemos.

Según Russell, si alguien considera que dos más dos son cinco, o que Islandia está en el ecuador, nuestra primera reacción no es enfadarnos con ellos, sino simplemente sentir pena. A menos que tengamos tan poco conocimiento que su opinión afecte a lo que creemos.

Esto es lo que suele pasar cuando no estamos seguros de algo, un ejemplo de esto es como se puede “perseguir” a alguien a nivel teológico, pero no a nivel aritmético, debido a que a las matemáticas se basan en conceptos cuya veracidad se puede comprobar. 

Siempre que nos demos cuenta de que estamos enfadados por una diferencia de opinión, debemos reevaluar lo que creemos que sabemos y usar esta “ira” como una guia para saber que partes de nuestras “creencias” carecen de base.

Cómo saber dónde no entendemos

Una gran forma de eliminar posibles dogmatismos en nuestro pensamiento es entender las opiniones de grupos diferentes al nuestro.

Durante su infancia Rusel tuvo la oportunidad de vivir en varios países, entre ellos Francia, Alemania, Italia, y Estados Unidos, y esto le permitió reducir la intensidad de sus creencias iniciales.

Viajar nos puede ayudar a entender cuánto de lo que creemos cierto no es más que una opinión y con ello abrir la posibilidad a cambiar de mentalidad y aprender, razón por la cual se ha expandido el estilo de vida del nómada digital, pero no es la única forma de hacerlo.

Si no podemos viajar, podemos usar la lectura. En concreto Russell nos recomienda leer información de plataformas que sean de otros grupos. Si nos parece que la información parece una locura, maligna y dañina, debemos recordarnos que ellos seguramente piensan lo mismo de nuestras ideas. Esto es algo en lo que ambas partes pueden tener razón, pero en lo que ambas no pueden estar equivocadas. Esta reflexión debería ayudar a generar un sentimiento de cautela ante cualquier pensamiento dogmático.

También cabe destacar que no siempre es beneficioso entrar en contacto toda cultura. Un ejemplo que menciona Russell, es el de los manchúes y el pueblo chino. 

Los manchúes fueron un pueblo nómada originario del norte de Asia, que llegaron a establecer dos dinastías, la Jin y la Qing que llegó a dominar las tierras chinas hasta ser relegada en 1912.

Los manchúes se caracterizaban por que los hombres llevasen coletas, y los chinos por considerar bellos los pies pequeños y “forzar” a llevar zapatos más pequeños para que no crezcan los pies. 

Russell hace el comentario de que en este caso la interacción entre las culturas tuvo el efecto de que los manchúes adoptasen la costumbre de evitar el crecimiento de los pies, algo que a nivel de salud es bastante perjudicial.

Nota: La relación entre los manchúes y china es de gran interés a la hora de ver cómo interaccionan dos culturas que luchan por la supremacía de un territorio y como ejemplo del trato de la cultura china hacia otras. Además es destacable la “traición” manchú durante la segunda guerra mundial.

Otra forma de encontrar nuestras debilidades a nivel racional es la de:

Imaginar discusiones con personas que tienen el punto de vista opuesto con los temas que nos interesan.

El objetivo de esto es hacer uso de nuestra tendencia a querer tener razón y por lo tanto intentar sacar lo mejor de cada tipo de argumento. Aunque según Bertrand esto solo tiene una ventaja comparado con hablar con otra persona de opiniones diferentes, y es que podemos hacerlo cuando queremos, donde queramos y con cualquier tema.

Un ejemplo sería el tema de la revolución industrial. Hoy en día lo damos por hecho y no nos podemos imaginar vivir sin los avances que hemos tenido, pero en su momento Gandhi defendía volver atrás y vivir sin la revolución industrial.

Como hoy en día es casi imposible encontrar a alguien que defienda este punto de vista, la mejor forma de encontrar alguien con quien debatirlo y ver hasta qué punto tenemos razón es pensar en qué argumentos usaría Gandhi para refutar los beneficios que creemos que provee.

Otra ventaja de este método es que si nos cuesta aceptar lo que dicen otros sobre algún tema, si hacemos la simulación con nuestras propias mentes sera mucho mas fácil aceptar cuando nos equivocamos, y además podemos evitar el factor emocional que puede filtrarse en discusiones de ciertos temas.

Tener cuidado con opiniones que halagan a nuestra autoestima

El último consejo de Russell es el de tener cuidado con aquellas opiniones que están atadas a nuestro ego y que por lo tanto es menos probable que hayamos evaluado con calma.

Un gran ejemplo de esto son los movimientos nacionalistas y su afán por considerar que su país es el mejor de todos, aun cuando todos los países tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. El problema es que como se suele unir el concepto de país con el de lucha a nivel deportivo con otros, nos lleva a internalizar que “nuestro país compite con otros”.

Pero si lo pensamos con calma, nos daremos cuenta de que no hay una respuesta correcta a la pregunta de qué país es el mejor. Todos tienen algo que a nivel subjetivo nos puede gustar más o menos.

La única forma de lidiar con esta tendencia a “creer y resaltar” aquello que creemos que nos hace mejores, es recordarnos que nuestras vidas son tan solo las vidas de una pequeña especie en un pequeño planeta del universo y que cuanto creamos que hayamos conseguido sigue estando muy lejos de la escala cósmica.

Respecto al tema de los países, simplemente hay que darse cuenta de que todos somos de la misma especie y todos deberíamos intentar ayudarnos para mejorar. Si hay problemas en algún país, o a nivel de especie, son culpa de todos nosotros, y si hemos conseguido algo o lo estamos manteniendo es gracias a todos.

El mundo funciona con un equilibrio muy frágil y por lo tanto es gracias al esfuerzo de todos día tras día que se puede mantener.

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