Algunos sesgos cognitivos según Daniel Kahneman y Amos Tversky

Sesgo del optimismo:

“El sesgo o bias del optimismo hace referencia a la tendencia a asumir que nuestras probabilidades de éxito son muy superiores a las que son realmente. Nos hace más proactivos, pero a su vez implica que siempre que tomemos una decisión debemos asumir que el riesgo real es mayor al que creemos.

Es uno de los motores del desarrollo de nuestra especie. La motivación que nace de las posibilidades de éxito, eclipsa a las posibilidades de caer y empuja a hacer más. Pero el número de obstáculos en el camino siempre supera al imaginado. Ser optimista es positivo, siempre y cuando nos preparemos para los riesgos asociados.”

Sesgo de la negligencia competitiva:

“El término de negligencia competitiva, creado por Colin Camerer, se puede ilustrar con el siguiente ejemplo.

Al presidente de Disney le preguntaron porque tantas películas de gran inversión económica se estrenaba en las mismas vacaciones, él dijo: 

Arrogancia. Arrogancia. Si solo piensas en tu negocio, piensas, “Tengo un buen departamento de creación de historias, tengo un buen departamento de marketing”….  no piensas que todo el mundo está pensando lo mismo”

La competición no fue parte de la pregunta. En otras palabras, se reemplazó una pregunta difícil por una más fácil. Este tipo de “desvío” es uno que todos hacemos, sin darnos cuenta. Usamos pensamiento rápido, intuitivo – pensamiento del sistema 1- siempre que podemos, y cambiamos al sistema 2, más deliberado y cansado, únicamente cuando reconocemos que el problema que tenemos delante no es fácil.

La pregunta que los ejecutivos de los estudios debían responder es la siguiente: ¿Considerando lo que otros van a hacer, cuántas personas verán nuestra película? La pregunta que consideraron es más simple y depende del conocimiento al que pueden llegar con facilidad: ¿Tenemos una buena película y una buena organización para promocionarla?”

Apreciar la incertidumbre:

“Como Nassim Taleb, el autor del “Cisne Negro” ha comentado, una apreciacion inadecuada de la incertidumbre del entorno lleva, inevitablemente, a los agentes economicos a tomar riesgos que deberían evitar.

Sin embargo, el optimismo es altamente valorado; personas y empresas recompensan a los proveedores de información engañosa, más de lo que recompensan a los que dicen la verdad.

Una apreciación sin sesgo de la incertidumbre es la base de la racionalidad – pero no es lo que las organizaciones quieren. La incertidumbre extrema es paralizante bajo circunstancias peligrosas, y admitir que uno está suponiendo es especialmente inaceptable cuando las apuestas son altas. Actuar según conocimiento incierto es muchas veces el enfoque priorizado.”

Sesgo de la ceguera inducida por teoría

“Bernoulli inventó la psicofísica para explicar esta aversión al riesgo. Sus ideas eran directas: Las elecciones de la gente se basan no en dólares, sino en el valor psicológico de los resultados, sus utilidades.

El valor psicológico de una apuesta es entonces basado, no en los valores “pesados” de los posibles resultados en dólares; sino en la media de las utilidades de estos resultados, cada uno basado en su probabilidad.

Que la teoría de Bernoulli se mantuviese durante tanto tiempo es mucho más impactante cuando vemos que, en realidad, está altamente equivocada. Los errores no se encuentran en lo que dice explícitamente, sino en lo que asume.

El misterio es como la concepción que es vulnerable a un contraejemplo tan obvio ha sobrevivido durante tanto tiempo.Puedo explicarlo únicamente por una debilidad de la mente erudita que he observado frecuentemente en mi. 

La llamo ceguera inducida por teoría: Una vez has aceptado una teoría, es extraordinariamente difícil darse cuenta de sus fallos. Como observó el psicólogo Daniel Gilbert, dejar de creer es difícil.”

Puntos de referencia y aversión a la pérdida

“Los economistas Devin Pope y Maurice Schweitzer, de la universidad de Pensilvania, sugieren que el golf provee el ejemplo perfecto de un punto de referencia: el par.

Para un golfista profesional, un birdie (uno por debajo del par) es una victoria, y un bogey (uno por encima del par) es una derrota. Fallar un par es una pérdida, pero fallar un birdie es no ganar, pero no una pérdida.

Pope y Schweitzer analizaron más de 2.5 millones de golpes para ver si los jugadores se esforzarían más para conseguir un par o para un birdie. El resultado, tenían razón. Sin importar si el golpe era fácil, o difícil, a cualquier distancia, los jugadores tenían más éxito cuando golpeaban para par que para birdie.

Si miramos, la intensidad asimétrica de las razones para evitar una perdida y conseguir una ganancia aparecen en casi cualquier lugar. Es una parte inalienable de las negociaciones, sobre todo de las renegociaciones de un contrato existente, la situación típica en negociaciones de empleo, y en discusiones internacionales de comercio o prohibiciones de armas. La aversión a la pérdida crea una asimetría que convierte el acuerdo en algo difícil de lograr.

Negociaciones sobre un pastel menguante son especialmente difíciles porque requieren una asignación de las pérdidas. La gente tiende a ser mucho más tranquila cuando se habla sobre pasteles crecientes.

En el mundo de los animales territoriales, el principio de la aversión a la pérdida explica el éxito de los defensores. Un biólogo observó que “cuando el dueño de un territorio es retado por un rival, el dueño casi siempre gana la competición- normalmente en cuestión de segundos”

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